Escribo para no ahogarme en mis propios pensamientos
o para no morir en el fondo de un océano de fuego.
Escribo porque las letras me mantienen a flote, entre
las tumultuosas olas que golpean mi vida.
Desagotando litros de tinta por lágrimas, en metros
de papel, me libero del nivel que
siempre tiende a subir,
para sacar la nariz y volver a
respirar, y seguir siendo un
naúfrago que aún tierra no
puede pisar.
Néstor Sebastian Lóndero