Brasil-Río de Janeiro = CONFITERÍA COLOMBO




Cientos de turistas de todo el mundo se agolpan cada día en Colombo, declarada patrimonio histórico y cultural de Rio de Janeiro. Fundada en 1894, la confitería es el típico ejemplo del art noveau y la belle époque carioca. Tiene espejos belgas, balcones de mármol italiano y mobiliario de jacarandá. Pero su variada carta y sus precios razonables terminan por convertirla en un lugar obligado para el viajero.

Es imposible sentarse en el impactante salón a disfrutar de un chá especial (un té acompañado por una mesa interminable de dulces y salados). Se puede saborear una comida al paso, el desayuno, el té de las cinco o un aperitivo en el Bar Jardim, siempre frecuentado por turistas que no dejan de sacar fotos. Pero los que quieran un almuerzo inolvidable tienen el lugar ideal en el restaurante Cristóvão, en el segundo piso de Colombo, de lunes a sábado de 12 a 16. También allí se encuentra el espacio Memoria, con reproducciones de la vajilla que se usó en la famosa confitería en toda su historia.

Ya con el estómago lleno, también se puede comprar la misma refinada vajilla que se utiliza en el local, o tal vez un cenicero a manera de suvenir.
Los muebles de jacarandá y los espejos belgas.
Como casi todo en Rio, hay un mito en torno a Colombo. La célebre frase “el cliente siempre tiene la razón” se le atribuye al portugués Manuel José Lebrão, fundador junto a Joaquim Borges de Meirelles de la confitería. Este es uno de los 10 Cafés más famosos del mundo.-

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