Podéis intentar ser como ellos, pero no intentéis que ellos se comporten como vosotros, pues la vida no retrocede ni se deja seducir por el día de ayer.
Vosotros sois el arco del que vuestros hijos, como flechas vivas, son impulsados adelante; dejad que la mano del Arquero trabaje, porque así como Él ama la flecha que vuela, también ama el arco, que permanece estable.-
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