Tan unidas están nuestras cabezas
y tan atados nuestros corazones,
y a concertadas las inclinaciones
y confundidas las naturalezas,
que nuestros argumentos y razones
y nuestras alegrías y tristezas;
están jugando al ajedrez con piezas
iguales en color y proporción.
En el tablero de la vida, vemos
empañados a dos que conocemos,
a pesar de que no diferenciamos,
es un juego amoroso, que sabemos
sin ganador, porque los dos perdemos
sin perdedor, porque los dos ganamos.-
Pablo Neruda
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